Archivo del blog
jueves, 4 de octubre de 2012
No nos alejaremos nunca, ni la muerte nos separará .-
Quizás no fue el tiempo ni fue un momento, no tiene lógica el argumento a veces la vida es así ♪
No te das una idea lo que te extraño; ya pasaron nueve meses desde que te fuiste. Es horrible, pero aunque sé que donde estas, ya tenes paz y descanso, no puedo dejar de ser egoísta y querer tenerte acá.
Porque no logro recordarte, me duele. Es más triste lo que siento porque tengo miedo de olvidarte. Diecinueve años de mi vida no bastaron para que te grabaras en mi mente; y lo odio, no te quiero olvidar. Ya los recuerdos se disipan, y por más esfuerzo que haga, más me cuesta.
Te lloro, te lloro en cualquier momento del día, generalmente de noche, porque es mi momento de pensar; también eran los tuyos... cuántas veces me levantaba de madrugada y te veía tomando mates en el comedor. Y era como un alivio verte, porque estabas tranquila, llena de paz. Hoy si te veo tomando mates de madrugada, me puedo llegar a morir; no del susto, sino de la angustia. Te quiero abrasar. Odié que te hayas ido sin despedirte. Por qué tan de repente? por qué así de la nada?
Podría dar todo por volverte a ver, y no lo sabes, porque creo que nunca te dije lo que te quería, lo que te quiero, lo que te amo; y lo lamento, porque me doy cuenta de lo que tenía, de lo que sufrías, y yo no supe valorar. Por muchas cosas que pasamos en la vida, sé que no fue fácil, pero yo te tenía en la mía.
Me duele que tu recuerdo se borre, pero más me duele que tu recuerdo en la Anggi es innato, que apenas te siente, que te extrañó y te lloró conmigo, pero que solo llevaba cuatro años de conocerte. Con nietos tan chicos como ella, la sofi y el mati, nos dejaste vulnerables, nos dejaste. Para ponernos a prueba tal vez, pero hay tantas cosas que no sabía y ahora sé.
Entonces mi dolor se calma, al saber que tu dolor se disipó, y que podes estar tranquila.
Sueño casa noche con volver a verte, con que estas ahí, o acá, al lado mio, al lado nuestro. Nos das la mano, nos cocinás... eran las comidas de la abuela, las que ya no voy a olvidar, porque nos atendías como reyes así estuviéramos por tu casa "de pasada".
Si, tu casa, porque cada vez que voy, te veo en cada rincón, espero verte aparecer detrás de la cortina de la cocina, o en el patio sentada fumando un cigarrillo; golpeo la puerta del baño, porque siempre ibas con la luz apagada. Ya no sé donde no podés estar, porque es una maldita costumbre que nos dejas.
Es inevitable no llorar cuando te recuerdo, porque marcaste mi infancia, mimaste mis mañas, hiciste nuestras vidas más fáciles. Y hoy, te extraño. Ya no puedo más.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario